NOTIVIDA
, Año III, nº 128, 18 de Febrero de 2003 HOMOSEXUALIDAD:
¿OPCIÓN O PATOLOGÍA? Con
motivo del convenio firmado por El
día 13, el presidente de Aunque
no es habitual que Notivida envíe mensajes tan extensos, consideramos éste sobre
los inhumanos e inmorales experimentos de Money de indudable interés. La
síntesis que presentamos de un libro aparecido hace dos años, es del Dr. Carlos
Velazco Suárez, psiquiatra de indiscutible prestigio. John
Colapinto, As nature made him. The Boy who was raised as a girl, Perennial,
Harper Collins, New York 2001, 289 pag. Este
libro es un conmovedor testimonio y un extraordinario documento que golpea de
lleno en el corazón de las dramáticas contradicciones del final de la cultura de
la modernidad iluminística. El carácter sagrado de lo humano y el carácter
demoníaco de la hibrys que intenta negarlo y avasallarlo, se manifiestan con
sencilla e irresistible elocuencia en este relato de un hecho
verídico. En
1967 un par de gemelos verdaderos (univitelinos) fue llevado por sus padres a un
hospital de Winnipeg (Canadá) para ser sometidos a una sencilla intervención
quirúrgica corregir una fimosis (estrechamiento congénito de la piel del
prepucio). Los bebes tenían ocho meses de edad. Un desgraciado accidente (corto
circuito en el electro bisturí) quemó, destruyéndolo, el pene del primer bebe.
La desolación y la perplejidad se apoderaron de los padres y de los
profesionales. Después de diversas vicisitudes, los padres fueron aconsejados
consultar a quien, hasta hace muy poco, era tenido por uno de los máximos
especialistas mundiales en sexualidad: el Dr. John Money, un psicólogo
neozelandés, que había logrado transformarse en el mentor de la primer clínica
que se organizó en el mundo para el estudio y el tratamiento de los estados
intersexuales, en el afamado hospital John Hopkins de Baltimore
(USA). Resulta
de sobresaliente interés el hecho de que Money sea el creador del concepto de
género (o de identidad sexual genérica) (pág.26), que tan amplia difusión ha
alcanzado en las últimas décadas en los debates sobre la sexualidad y las
regulaciones legales a ella vinculadas. Money fue el adalid científico -y al
mismo tiempo político- de la teoría que afirma que la orientación sexual no
obedece a la determinación genética sino a la psicosocial o cultural. A partir
de trabajos sobre casos de hermafroditismo, Money amplió sus conclusiones para
sostener, ya en 1955, que "la sexualidad es psicológicamente indiferenciada en
el momento de nacer y que se vuelve diferenciada como masculina o femenina en el
curso de las variadas experiencias del desarrollo"
(pág.33). En
el apasionado debate americano sobre Nature vs. Culture (Naturaleza vs.
Cultura), Money inclinaba decididamente la balanza en favor de la determinación
cultural de algo tan decisivo como la identidad sexual del ser humano. Lo hacia
sosteniendo el carácter científico (es decir, probado) de sus aseveraciones. Con
notable habilidad y perseverancia, logró que el hospital John Hopkins autorizara
la primera intervención quirúrgica de cambio de sexo (la que se realizó el 1 de
junio de 1965) y que los principales órganos periodísticos del país cambiaran su
opinión, netamente desfavorable, por una favorable a dichas intervenciones. A
partir de allí las compuertas se abrieron y miles de operaciones de
"reasignacion de sexo" se realizan todos los años a lo largo del mundo. La
influencia de Money en el terreno académico y en la práctica clínica se volvió
prácticamente indiscutible en las décadas que
siguieron. Sólo
dos voces de disidencia se hicieron apenas oir en este periodo. La de un equipo
de psiquiatras canadienses, que señalaba las inconsistencias metodológicas y
estadísticas de los trabajos de Money y advertía que las intervenciones
quirúrgicas de castración y cambio de sexo en bebés nacidos con penes pequeños o
inexistentes podría llevar a comportamientos de crianza "trágicamente
incongruentes" con el sexo somático principal. Y la del equipo de
La
familia y el niño, verdadero héroe de esta dramática historia, quedaron a merced
de una abrumadora opinión pública, científica y mediática. Los padres trataron
desesperadamente de cumplir con las indicaciones de la autoridad mundial en
cuyas manos habían depositado el destino de su hijo. El Dr. Money movilizó todos
sus recursos de persuasión, seducción, e intimidación, para llevar adelante el
"experimento" crucial de su vida científica y profesional, ya que este era el
único caso que había llegado a sus manos de un niño nacido normal como varón
(sin deformaciones congénitas) y con un testigo igualmente normal y
genéticamente idéntico, su hermano gemelo. El éxito del caso proporcionaría una
confirmación irrefutable a su teoría y un desmentido a las críticas arriba
mencionadas. El niño fue castrado y se le practicó una primera plástica para
proporcionarle una rudimentaria vagina artificial, El Dr. Money supervisó de
manera férrea la crianza y la educación del niño como mujer. El caso adquirió
nombradía mundial en todos los foros científicos y en los medios, en donde Money
lo iba presentando como un éxito notable. El niño, que nada sabía acerca de su
verdadera historia, experimentaba un oscuro malestar frente a la educación
femenina que se le quería imponer y un rechazo visceral y creciente hacia la
persona del Dr. Money. Mientras,
el Dr. Money anunciaba en todos los foros científicos y mediáticos el éxito
completo de su experimento, durante once años, se fue desplegando el escenario
verdadero, detrás de la rosada y triunfal imagen que Money presentaba al mundo:
el terrible vía crucis del niño, que luchaba a ciegas contra el destino que
quería imponérsele, y el sórdido drama que fue envolviendo a toda su familia. Su
madre entró en una severa fase depresiva con reiterados intentos de suicidio; el
padre se volvió alcohólico y perdió su trabajo. El hermano gemelo sufrió serios
trastornos de rendimiento personal y de adaptación
social. El
creciente rechazo del niño hacia el Dr. Money persistió a lo largo de los años e
hizo finalmente estallido cuando, próxima su pubertad, en mayo de 1978, Money
realizo un nuevo intento, violento, para obligarlo a aceptar que se le
practicara una plástica quirúrgica definitiva que consolidaría su "identidad
femenina". Este paso venía siendo preparado a través de la administración de
hormonas femeninas, que comenzaron a producir cambios en su físico. El niño
percibía, además, que se había establecido una sólida alianza entre sus padres y
el Dr. Money para llevarlo a la operación. Ese día Money quiso forzar su
consentimiento recurriendo a la intervención de "una estudiante". Esta
estudiante era en realidad un transexual operado. El niño percibió
inmediatamente que se trataba de un varón y su sentimiento de rechazo y disgusto
se trasformó en pánico. Pensó que iba a ser llevado allí mismo a la sala de
operaciones y haciendo un esfuerzo desesperado se desembarazó de los brazos del
Dr. Money que intentaba retenerlo y corrió frenéticamente por corredores y
escaleras perseguido por el transexual, hasta llegar a la calle. Reunido con sus
padres les dijo enfáticamente que si intentaban llevarlo de nuevo ante el Dr.
Money se quitaría la vida. A partir de este momento se negó de manera
irreductible a volver a verlo. El
único apoyo que sostuvo a esta desgraciada familia durante todos esos terribles
años fue el del equipo psiquiátrico local de ayuda que, aunque sometido a la
inapelable autoridad de Money, fue abriendo progresivamente sus ojos a la
realidad, en particular su psiquiatra personal, El
siguiente capítulo fue igualmente arduo. La resistencia contra los desesperados
intentos de Money por recuperar su precioso caso se vio facilitada por un hecho
providencial. Un equipo de El
camino del renacido David siguió siendo doloroso. Tuvo que sufrir dos penosas
intervenciones quirúrgicas: primero una mastectomía bilateral, para suprimir los
pechos que se habían desarrollado como consecuencia de la administración de
hormonas femeninas y, luego, una compleja y sofisticada plástica la que, por
medio de técnicas de microcirugía recientemente desarrolladas, le proporcionó un
pene con respuestas muy próximas a las normales lo que le devolvió la
posibilidad de una vida sexual. Pero su adaptación fue larga y tormentosa. Un
intento de suicidio la jalonó, antes de la última faloplastía, a raíz de un
incidente con una joven que descubrió su anormalidad física mientras él estaba
alcoholizado. La operación le restituyó un grado importante de seguridad en sí
mismo en cuanto varón. Pero la desolación continuaba: no se resignaba a no poder
ser un padre y un marido normal, con hijos. En
estas circunstancias David hizo algo que, según sus declaraciones, jamás había
hecho en su vida: se encontró rezándole a Dios. Le dijo: "Tu sabes, he tenido
una vida tan terrible. No voy a quejarme ante Ti porque debes tener una idea de
por qué Tú me has puesto a través de esto. Pero yo puedo ser un buen marido si
se me da la oportunidad; pienso que puedo ser un buen padre, si se me da una
oportunidad (pag. 191). Dos meses más tarde, su hermano y su cuñada le
presentaron una joven de veinticinco años, Jane, con una personalidad que
resultó ser particularmente apropiada para David. Jane era soltera pero tenía
tres niños, dos mujeres y un varón, a quienes cuidaba con afectuosa dedicación
Ambos encontraron, el uno en el otro, el verdadero amor que la vida hasta ese
momento les había negado. Dos años y cuatro meses después de haberse conocido,
el 22 de septiembre de 1990, David y Jane contrajeron matrimonio en una Iglesia
de Winnipeg. El
importante paso siguiente fue la toma de conciencia de David de que su caso
debía salir del anonimato que lo protegía y arriesgarse a enfrentar a la opinión
publica relatando su historia para denunciar el abuso intolerable que había
soportado y ayudar a que otros niños no sufrieran su suerte. David pensaba que
su caso era único, cuando se enteró que a partir de 1961, y apoyándose en él,
miles de niños en todo el mundo sufrían, o podían sufrir, su misma suerte, tomó
esa determinación que, como lo ha manifestado después, es la que más orgullo le
ha proporcionado en su vida. No le importaron las reacciones de ludibrio, de
ridículo, que él pensaba inevitables. Veía claro que era necesario que se
escribiese un libro con su historia ya que el artículo de The Rolling Stone era
insuficiente y vio claro asimismo, en una conversación con Colapinto, que para
que el libro tuviera la fuerza de convicción necesaria debía marcar su salida
del anonimato y presentar una exposición lo mas completa y detallada posible de
su vida. Consultada su mujer y el resto de su familia, se decidió por este
criterio y se lo comunicó a Colapinto. Este fue el origen del libro que
comentamos. El
libro apareció en febrero del 2000 (inaugurando el milenio) y las repercusiones
en los lectores fueron exactamente opuestas a sus temores. Una marea de
expresiones de simpatía, admiración, afecto y reconocimiento inundó su correo y
se manifestó en las expresiones de sus vecinos, de sus amigos, de todos cuantos
lo conocían. Aceptó ser entrevistado a cara descubierta en numerosos programas
televisivos de todo el país. Después de uno de ellos (Good morning America),
Colapinto fue testigo de la siguiente escena: caminaban por Como
acertadamente señala John Colapinto, la historia de David Reiner, en su
singularidad única, manifiesta un problema universal del ser humano: el carácter
decisivo del conocimiento y de la afirmación de su identidad personal. Cuando su
padre le revela la verdadera historia, en el fondo de la fuerte conmoción
emotiva, David experimenta un profundo alivio y la primera pregunta que le
formula es cuál era mi nombre?. La inmediata decisión de reasumir su identidad
masculina va seguida de la de la elección de un nuevo nombre. El que se proponga
el nombre de David, el joven y pequeño héroe bíblico que derrota al gigante y
libera a su pueblo, arroja una luz acerca del proceso que se estaba
desarrollando en su interioridad. En el momento en que, por primera vez en su
vida, se dirige a Dios en oración, David pronuncia esa frase tan emotiva y tan
llena de significado: "Tu sabes, he tenido una vida tan terrible. Pero no voy a
quejarme ante Ti, porque Tú debes tener alguna idea de por qué me has puesto a
través de esto. Se revela en ella
que, en el diálogo profundo con Dios, su alma esta teniendo la percepción de que
hay un sentido misterioso en su sufrimiento y, por lo tanto, en su propia vida.
La elección del nombre de David manifiesta la configuración de este sentido. Por
eso es que, afirmada su identidad masculina, de marido y de padre, da el paso
siguiente, el que más orgullo le proporciona, arriesgarse a enfrentar el
ridículo y el escarnio públicos, abandonando el anonimato protector, para
cumplir con la misión que corona el sentido de su vida y de todos sus
sufrimientos: ser el David que derrota con su coraje a las fuerzas terroríficas
que querían destruir su vida y que pretenden ahora seguir destruyendo las vidas
de miles y miles de niños y de otras personas en todo el mundo, utilizando una
infame mentira acerca de su caso. He
intentado contar, de la manera más completa y más sintética posible, esta
extraordinaria historia. Lo he hecho por no existir todavía, en lo que alcanzan
mis noticias, una traducción castellana de la misma. Esta traducción resulta
imprescindible dada la trascendental importancia de su lección para la cultura
de nuestro tiempo, la hondura de su contenido humano y la singular eficacia y
calidad literaria que supo imprimirle su investigador y narrador. Carlos
A. Velasco Suarez. FIN ______________________________________ NOTIVIDA,
Año III, nº 128, 18 de Febrero de 2003 Editores:
Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja y Lic. Mónica del Río Página
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